miércoles, 1 de febrero de 2012

leven anclas...para el que pinta mis dias de color




¡Leven anclas!

Hace mucho tiempo emprendiste un viaje, un viaje que te llevará toda la vida recorrer. Te ha tocado navegar por los siete mares, recorriste muchos ríos, algunos calmos otros turbulentos, días con viento a favor, días tormentosos; viajaste en todo tipo de embarcaciones desde lujosos cruceros hasta precarias balsas hechas con palos y lianas, pero tu embarcación favorita es la fragata: ágil, veloz y siempre lista para dar batalla enfrentando cualquier adversidad. Las naves que utilizaste y utilizarás comparten una característica, todas tienen un ancla. 

La función del ancla es mantener la embarcación en un lugar, no permitir que avance ni que retroceda, simplemente dejarla quieta, estancada. El ancla se deja caer hasta el fondo, a veces esto se hace adrede y otras veces es un efecto no deseado que no se puede evitar. No hay nada más fácil que arrojar el ancla, simplemente se suelta y ésta por su propio peso cae hasta el fondo deteniendo la marcha. En el fondo se encuentra tu pasado

Si el ancla se encuentra en el fondo atándote al pasado el barco avanzará… avanzará mientras la cuerda esté floja, pero la cuerda no tiene un largo infinito, en algún momento se tensará y ahí sentirás el tirón recordándote que el ancla sigue abajo; por más que los motores estén a máxima potencia el barco no avanzará ni un milímetro más. 

Tendrás que recoger muchas anclas, algunas más grandes y pesadas que otras. Un solo intento con la fuerza del dedo meñique será suficiente para algunas anclas, para otras necesitarás emplear muchísima fuerza, coraje y varios intentos. Cuando recoges un ancla esta trae restos del fondo del mar, restos del pasado, es bueno mirar estos restos, analizarlos y aprender de ellos, aprender del pasado. A esos restos los viejos marineros, los más experimentados, los llaman experiencia. 

Si realmente quieres avanzar, primero deber recoger el ancla. Nadie dice que es una tarea fácil, te puede llevar desde unos días hasta años. Pero si nunca lo intentas seguirás en el mismo punto por siempre, ya sea que te encuentres en un puerto o en medio del océano. Es tu barco, tú eres el que debe avanzar, es tu ancla, sólo tú puedes recogerla. 

Si has estado bastante tiempo varado, es tiempo que dejes el pasado donde pertenece, atrás; mires donde quieres ir, fijes el rumbo, motores a toda máquina, ya es hora de avanzar, es hora… es hora de levar el ancla. ¡A la orden mi capitán

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